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lunes, 24 de junio de 2013

TIRAR LA SAL ES DE MALA SUERTE

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Mucha gente cree que tirar la sal es de mala suerte.


TIRAR LA SAL ES DE MALA SUERTE


Es curioso que realmente se piense que tirar la sal es de mala suerte, considerando los grandes beneficios que brinda esta sustancia mineral.

Sin embargo, la sal de mesa está rodeada de supersticiones, la más común es creer que cuando se tira o cae encima a una persona, ésta sufrirá desgracias. De ahí el origen de la expresión "echar la sal" pronunciada por alguien cuando se le comunica un mal augurio.

Una de las teorías más aceptadas para explicar la falsa creencia de que tirar la sal es de mala suerte, es que Judas Iscariote volcó un salero durante la Última Cena, tal como puede observarse en el célebre fresco de Leonardo da Vinci; sin embargo la explicación no se sostiene porque en aquellos tiempos la sal era símbolo de confianza y amistad, y luego lo fue de santidad.

Las propiedades de la sal para mantener en buen estados los alimentos le dieron un peso simbólico cada vez mayor, ello hace pensar que el miedo a tirarla o desperdiciarla equivalía al temor de perder los valores positivos comúnmente asociados a ella.

La sal era tan apreciada, que incluso se pagaba con ella a los soldados romanos, de ahí que se nombre "salario" a la paga que recibimos por un trabajo.

Un método para conjurar (evitar) la desgracia cuando se tira la sal consiste en tomar una pizca y arrojarla hacia atrás del hombro izquierdo, el supuesto lugar desde donde acecha el demonio. Una extraña superstición de origen incierto sostiene que el salero no puede pasarse de mano en mano, pues habrá pleitos.

Con todo, con los modernos métodos de conservación de alimentos, ya no se sacraliza tanto la sal, aunque evidentemente sin ella no podríamos sobrevivir, y de hecho se aprovecha para cubrir necesidades alimenticias dentro de la población, como cuando se comenzó a yodar la sal de mesa para combatir el bocio tan extendido.

Tirar la sal definitivamente no es de mala suerte, pero es uno de esos minerales que se volvió tan sagrado que comenzaron a surgir rumores y supersticiones alrededor.

REMEDIOS PARA MAL DE OJO

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Tanto en la Internet como en los consejos populares, podemos encontrar diversos remedios para mal de ojo.


REMEDIOS PARA MAL DE OJO


Los remedios para mal de ojo se utilizan desde tiempos antiguos, el mito del mal de ojo es prácticamente universal.

La creencia en el poder destructivo de una mirada mal intencionada pudo haber surgido, según los antropólogos, en el temor que sintieron los hombres primitivos de ser observados por bestias salvajes, enemigos de otras tribus, espíritus malignos y dioses vengativos.

La enfermedad y la muerte, en especial de los niños, se atribuían al mal de ojo: miradas mal intencionadas o provenientes de personas afligidas por alguna malformación (cuyas miradas supuestamente estaban dirigidas por la envidia). En los siglos XVI y XVII muchas brujas fueron ejecutadas por el simple hecho de que muriera alguien a quien habían visto.

En este largo proceso, en el que el mito del mal de ojo evolucionó a través de las diferentes culturas, las personas crearon diversos remedios para mal de ojo y protegerse de las miradas destructivas:


  • Pintar ojos en las embarcaciones y las paredes de las casas.
  • Vestir prendas rojas.
  • Beber disueltas las cenizas de las sogas empleadas para ejecutar condenados.
  • Colocar ramos de salvia en las casas (así se hace en Portugal).
  • Colocar ajo en las casas (costumbre de los eslavos y los griegos).
  • Usar un ojo de venado, sobretodo se coloca en las muñecas de los recién nacidos.
  • Darle un beso en la frente a un bebé al que se ha mirado accidentalmente.
  • Usar pulseras y collares con figuras de ojos.

Hay infinidad de remedios para mal de ojo, tantos como culturas y costumbres, mucha gente piensa realmente que las miradas amenazantes pueden traer desgracia, de ahí también la expresión "me vio feo".

REPIQUE DE CAMPANA

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Son varias las supersticiones que implican un repique de campana. Aunque ya no son tan usuales en nuestros tiempos, en otras épocas las campanas estaban rodeadas de creencias sobrenaturales.


REPIQUE DE CAMPANA


Entre las supersticiones sobre un repique de campana se encuentran las siguientes:


  • En la Iglaterra del siglo XIV, durante la época de la peste negra, se pensaba que el repique de campana podía alejar la epidemia.
  • El repique de campana puede purificar el aire.
  • Tocar las campanas durante un entierro aleja al fantasma del difunto.
  • El repique de campana puede combatir a las brujas. También se creía que las brujas entraban de noche a las iglesias para robar las campanas por instrucciones del demonio.
  • Repicar las campanas en las iglesias porque su espíritu conjura tormentas y borrascas.
  • Si las campanas comienzan a repicar por sí mismas, sin que nadie las haya tocado, es porque se aproxima una desgracia.

La creencia de que el repique de campana tiene el poder de alejar espíritus y epidemias,  es debido a la asociación que se hizo de estos objetos y las iglesias, consideradas como lugares sacros por gran parte de la población, sobretodo europea, en donde comenzó la expansión del catolicismo.

De hecho, gran parte de las supersticiones que rodean el repique de campana, surgieron durante la época medieval, época en donde la iglesia católica tenía dominio extendido. Muchas de esas supersticiones están relacionadas con ahuyentar brujas, demonios y malos espíritus.

PASAR DEBAJO DE UNA ESCALERA

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Hay muchas versión detrás de la creencia de que pasar debajo de una escalera trae mala suerte.


PASAR DEBAJO DE UNA ESCALERA


Aunque pasar debajo de una escalera es por sí mismo  un acto inofensivo, pero hay mucha gente que cree realmente que le pueden ocurrir desgracias si lo hace.

Una de las versiones que indica que pasar debajo de una escalera es de mala suerte está documentada por los historiadores, quienes aseguran que el temor se originó en tiempos de las Cruzadas, cuando un cardenal apellidado Lauthelier aseguró en uno de sus sermones:

"Si alguna persona pasa por debajo de una escalera que está apoyada en la pared, esa persona rompe el triángulo de la Divina Trinidad y por tanto deberá ser acusada de hereje y ser encarcelada".

Por lo tanto la gente, impulsada más por el temor a la cárcel y la tortura más que por la mala suerte,dejó de pasar debajo de una escalera.

Otra versión refiere que pasar debajo de una escalera es de mala suerte porque la escena evoca "El Descendimiento", episodio en que el cuerpo de Jesucristo fue bajado de la cruz para conducirlo al sepulcro.

Al mismo tiempo de que existe la creencia de que pasar debajo de una escalera trae la mala fortuna, las personas han ideado también toda suerte de "remedios" para combatir las desgracias que pudieran suceder: escupir una vez por encima del hombro izquierdo, escupir tres veces sobre los escalones, escupir el zapato y seguir caminando sin volverse hasta que escupitajo seque.

El origen de escupir para ahuyentar la mala suerte que provoca pasar debajo de una escalera, es incierto, pero en cuanto tengamos información al respecto la publicaremos aquí.

domingo, 23 de junio de 2013

MIEDO AL NÚMERO 13

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El miedo al número 13 tiene su origen en diversas supersticiones derivadas de hechos históricos.


MIEDO AL NÚMERO 13


Incluso, debido a la popularidad de su mala suerte, el miedo al número 13 genera una fobia en particular conocida como triscaidecafobia..

El miedo al número 13 (trece) es una de las supersticiones más extendidas en el mundo occidental, al grado de que en muchos edificios la numeración de los pisos salta del 12 al 14.

Como ocurre con muchas creencias de este tipo, el número 13 a veces ha sido asociado con la mala fortuna y en otras con la buena.

El origen de las connotaciones negativas del número 13, se vincula a diversos hechos históricos, como los 13 comensales presentes en la Última Cena, la orden de arresto contra los Caballeros Templarios (emitida por el rey Felipe IV de Francia el viernes 13 de octubre de 1307), y el número de ciclos lunares durante un año (13) que lo vinculan con el poder femenino, rechazado y temido en un mundo patriarcal.

Incluso en algunos cuentos se retoma el miedo al número 13, por ejemplo, en el cuento original de La Bella Durmiente, se relata como los reyes invitaron a 12 hadas al ritual del bautizo para que le otorgaran dones a la nueva princesa, los monarcas en un descuido olvidaron invitar a una hada que se encontraba recluida en el bosque desde hacía décadas e incluso se dudaba de que estuviera viva, dicha hechicera se presentó furiosa a la fiesta (en donde tuvieron que agregar un juego de cubiertos más para quedar en 13) y en venganza otorgó a la princesita una maldición: al cumplir los 16 años se pincharía con el uso de una aguja y moriría.

El miedo al número 13 está estrechamente vinculado a la religión católica y a su dominio sobre el mundo occidental; sin embargo, en otras tradiciones culturales como en China o en Italia, el 13 se considera de buena suerte, tanto que muchos deportistas se lo tatúan o cosen en sus uniformes deportivos para tener buenos resultados.

En en el judaísmo, el número 13 también es de carácter positivo, ya que representa los 13 atributos de la misericordia de Dios. Para los cabalistas, el número 13 está contenido entre la suma de las letras de la palabra uno en hebreo, aludiendo así a la existencia de un sólo Dios, único e indivisible. El número 13 también aparece en otros aspectos del judaísmo como en los 13 principios de Fe de Maimónides, o en las 13 bendiciones matinales que se recitan.

TALISMANES PARA LA BUENA SUERTE

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Mucha gente busca talismanes para la buena suerte, para tener protección, para curar enfermedades, para protegerse de los viajes, etc, etc, etc.


TALISMANES PARA LA BUENA SUERTE


Hay personas que realmente piensan que los talismanes para la buena suerte les conseguirán protección, que un objeto pequeñito y sin importancia les puede traer grandes beneficios por algún poder mágico que desconocen.

Un amuleto o talismán es un objeto natural o fabricado que, según se cree, puede atraer la buena suerte o evitar los infortunios (propiciar el bien o alejar el mal). Algunos son portátiles y otros dispuestos en el sitio donde se pretende que ejerzan su acción benéfica.

El poder de los talismanes deriva de sus presuntas conexiones con las fuerzas naturales, su relación religiosa o la trascendencia que adquirieron en el curso de los rituales. Los más antiguos fueron creados por los neandertales hace más de 25 mil años.

Los talismanes se hicieron comunes en el antiguo Egipto y la práctica reapareció en la Iglesia católica durante la Edad Media mediante la veneración de las reliquias de los santos.

Entre los muchos talismanes para la buena suerte que se encuentran disponibles hoy día, se incluyen varios objetos que antes eran considerados paganos. Por ejemplo:

Escarabajo: En el Antiguo Egipto era considerado generador de vida, fuerza y renovación. Hoy se usa con los mismos propósitos.

Ámbar: La resina fosilizada de las coníferas prehistóricas tiene un papel importante en la joyería por su atractivo aspecto y su supuesta capacidad de alejar enfermedades.

Herradura: Es parecida a otros signos venturosos como el medio círculo, la "U" y la luna creciente. El hierro es asociado con la resistencia. Para que sea efectiva debe ser encontrada, no adquirida.

Pata de conejo: El uso mágico de tal extremidad puede estar vinculado con antiguas prácticas totémicas mediante las que se buscaba traspasar a los seres humanos cualidades de los animales, como la velocidad o la astucia de los conejos.

Bezoar: Se llama así a los cálculos, orgánicos o inorgánicos, que pueden formarse en los intestinos y estómagos de los animales. En la época medieval les eran atribuidos propiedades mágicas y supuestos efectos medicinales.

Trébol de cuatro hojas: Cuenta una leyenda apócrifa que Adam y Java lograron arrancar uno antes de ser arrojados del paraíso. Los cuatro foliolos representan la esperanza, la fe, el amor y la suerte. Su asociación mágica pudo haber derivado de su rareza: por cada 10 mil tréboles comunes hay sólo uno de cuatro hojas.


Por supuesto, el uso de los talismanes para la buena suerte no tiene ningún efecto real sobre las personas. Si las personas tuvieran la misma fe en sí mismos que le tienen a los objetos extraños o religiosos, tendrían mejores resultados en sus vidas, ya que al reconocer las propias habilidades estas se pueden mejorar. En cambio, un talismán siempre tendrá el mismo nivel de "poder" (básicamente, ninguno).

sábado, 22 de junio de 2013

SUPERSTICIONES DE LOS GATOS

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Sin duda también podemos encontrar muchas supersticiones de los gatos.


SUPERSTICIONES DE LOS GATOS


Las supersticiones de los gatos son muy antiguas, ya que este animal se llegó a convertir incluso en objeto de culto.

En Egipto, por ejemplo, a la diosa Isis se le representaba con el rostro de un gato, y si alguien mataba o dañaba a los gatos era castigado con la muerte. De acuerdo con las evidencias arquelógicas, los egipcios pensaban que atravesarse con un gato negro traía la buena suerte. Muy probablemente esta creencia se debiera a lo escasos que eran ejemplares de gato con ese color en una zona geográfica tan calurosa.

Sin embargo, en la Europa Medieval, los gatos por el contrario eran considerados como "familiares", palabra que se usaba para designar a los demonios que acompañaban a las brujas en forma de animales; sobretodo los gatos negros eran los que asociaban a la brujería, y muchos pensaban que estos animalitos estaban al servicio de hechicheras y que con el tiempo podían tomar la forma humana de ellas.

Precisamente durante la época medieval surgieron numerosas campañas masivas de persecución y exterminio de los gatos, a los cuales también se consideraba responsables de propagar las epidemias de peste negra. Irónicamente, al disminuir la población de los gatos debido a las matanzas, las ratas proliferaron y diseminaron de esta forma la temida peste negra que mató a un tercio de la población europea. Definitivamente aquí se comprueba que las supersticiones de los gatos tienen un impacto negativo también para los humanos, y no sólo para estos felinos.

Posteriormente, los gatos negros recuperaron su papel como augures de la buena fortuna. Los navegantes solían llevarlos a bordo para evitar naufragios, y los novios recién casados en la Inglaterra del siglo XIX creían que encontrarse con alguno garantizaba la prosperidad del matrimonio.

Las supersticiones de los gatos han llevado a estos felinos a ser dioses, aunque también está el otro lado de la balanza, en donde se les convierte en servidores del mal. De ahí que su presencia se interpretó como de la buena y mala fortuna según la cultura.

Lo cierto es que a los gatos normalmente siempre les ha considerado de buena fortuna, debido a que su presencia ahuyentaba a los roedores que se comían los granos y transmitían enfermedades. Sólo con la llegada del cristianismo como religión dominante, se comenzó a considerar a los gatos como de mala suerte, por su correrías nocturnas y sus habilidades "sobrenaturales": gran flexibilidad, velocidad, capacidad de caer de pie a cortas distancias; además de ser la mascota preferida de muchas mujeres que trataban de liberar sus hogares de las ratas.

Es precisamente esa relación mujer-bruja que sostenía el cristianismo, la que terminó por vincular a los gatos con la hechicería y las invocaciones a demonios.

SUPERSTICIONES DE ESPEJOS

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Las supersticiones de espejos se remontan a la época en que las personas miraban su reflejo en lagunas, estanques y otros depósitos naturales de agua.



SUPERSTICIONES DE ESPEJO


Las supersticiones de espejo han sido variadas:


  • Creen que si la imagen en el agua estaba distorsionada se corría el peligro de sufrir alguna desgracia.
  • Creer que en el interior de los espejos de vidrio mora un alma que resulta lastimada en caso de que el vidrio se rompa, y que busca venganza una vez liberada del espejo.
  • Creer que los espejos son medios eficientes para predecir el futuro.
  • Creer que si un espejo se rompía era porque los dioses querían que las personas conocieran las desgracias que les reservaba el porvenir.
  • Creer que si un espejo se rompe se tendrán siete años de mala suerte. Esta idea parte de una antigua creencia popular según la cual el cuerpo humano se renueva en ese lapso de tiempo.
  • Creer que los espejos de una casa deben cubrirse cuando alguien muere, o de lo contrario uno también morirá.


Todas las supersticiones de espejos están estrechamente vinculadas con la imagen personal como signo de la identidad. Parten de la idea de que cualquier cosa que le pase a nuestra imagen le puede pasar a nuestro cuerpo. Por eso los malos augurios cuando nuestro reflejo se distorsiona en el agua o un espejo se rompe, porque nuestra imagen se ve alterada.

La alteración de la imagen, de alguna manera crea cierto sentimiento de vulnerabilidad: en unos segundos ya no somos nosotros mismos, es otra imagen la que se refleja en el espejo o en las aguas.

Por supuesto, la única forma de no caer en las supersticiones de espejos, es tener confianza en nosotros mismos, saber quienes somos realmente y que no somos sólo una imagen sino una mente y un ser. Es útil esta práctica, sobretodo en estos tiempos en donde la imagen corporal se vuelve el centro de todo.

miércoles, 19 de junio de 2013

RABDOMANCIA

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La rabdomancia o radiestesia, es una práctica que se originó hace más de 4 mi años y que asumía que era posible detectar sustancias con ciertos objetos.


RABDOMANCIA


La rabdomancia consideraba que los diversos cuerpos emiten estímulos magnéticos y eléctricos que una persona puede captar mediante distintos artefactos: horquillas, varillas, péndulos, etc. Según la rabdomancia, dichos objetos eran capaces de amplificar la capacidad de recepción magnética del ser humano.

Quienes practicaban la rabdomancia, se dedicaban a lo largo de su vida a buscar agua, piedras y metales preciosos. Sus practicantes eran conocidos como zahoríes, y sus ocasionales éxitos se explican a partir de la casualidad o el efecto ideomotor mediante el cual un sujeto realizaba movimientos inconscientes.

Una versión moderna de la rabdomancia, surgió cuando una empresa fraudulenta sacó a la venta un aparato llamado "detector remoto molecular de sustancias GT200", conocido también como "la ouija del diablo" precisamente por su "tecnología paranormal" más que científica.

El detector molecular GT200 fue creado por la empresa británica Global Technical LTD. Se trataba de un mango de plástico con una antena similar a la de los televisores, y que detectaba toda clase de sustancias según la tarjeta electrónica que se usara: drogas, municiones, explosivos, marfil, dinero, cuerpos humanos en descomposición, incluso personas que hubieran consumido drogas con dos semanas de anterioridad.

Según sus creadores, el aparato no necesitaba baterías ni conexiones, ya que utilizaba la electricidad estática, es decir, la electricidad acumulada en el cuerpo del usuario, aunque su página también aseguraba que el sistema operaba por medio de bajos niveles de energía asociados con paramagnetismo y diamagnetismo. Supuestamente el GT200 funcionaba a través de la resonancia molecular de la sustancia (igual que los estímulos magnéticos de la rabdomancia), el aparato tenía un costo de medio millón de pesos por unidad.

Fueron varios los países que cayeron en este fraude, principalmente Tailandia y México. El aparato resultó ser un simple pedazo de plástico, las tarjetas que utilizaba no tenían un sólo componente electrónico, eran pedazos de papel. Lo peor de todo no fueron los millones de pesos gastados en esta moderna antena de rabdomancia, sino las muertes y abusos cometidos: soldados que murieron porque la antena no detectó explosivos, personas capturadas arbitrariamente y acusadas de transportar drogas, violaciones a derechos humanos de gente que no eran delincuentes pero que fueron "señaladas" por la antena.

Sabemos que hay personas que practican la rabdomancia o radiestesia, utilizando varas de madera o incluso sólo las manos para encontrar sustancias, y en apariencia es una práctica inofensiva. Total, si alguien quiere perder su tiempo buscando agua de esa manera está en su derecho, puede que atine o puede que no, la casualidad dirá.

Pero cuando se trata de la vida de las personas y del dinero del pueblo, no se puede recurrir a prácticas supersticiosas.

HISTORIA DEL HOMBRE DEL SACO

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Los monstruos infantiles están presentes en todas las culturas, incluyendo la historia del hombre del saco. Como diría el escritor Jorge Luis Borges, "uno de los hábitos de la mente es la invención de imaginaciones horribles"; pero es la cabeza de los niños donde estas fantasías cobran vida y se transforman en realidad, porque para ellos la línea entre lo que existe y lo que no, es muy delgada.


HISTORIA DEL HOMBRE DEL SACO


La historia del hombre del saco ha pasado de generación en generación al igual que otros muchos cuentos de "asustachicos". La razón del por qué su leyenda ha sido transmitida es que permite, a través del miedo, controlar la conducta de los niños.

De esta manera, "el hombre del saco" constituye un componente "educativo" que en el pasado permitía enseñar a los más jóvenes, de modo fácil y sin espacio a interpretaciones, las conductas permitidas y las no permitidas dentro de la sociedad. Aún hoy en día se trata de una práctica muy extendida (pese a que la psicología infantil no lo recomienda) como lo evidenció en 2011 el profesor Manuel Hijano del Río, de la Universidad de Málaga, España, en su artículo "Figuras del miedo en la infancia...".

De acuerdo con sus conclusiones, "el hombre del saco" o "el hombre del costal" como se le conoce en México (también se habla mucho del "robachicos", en España es nombrado el "sacamantecas" porque se dice que roba a los niños para sacarles la grasa), mantienen su "popularidad" incluso entre las nuevas generaciones pues logran el efecto deseado: inculcar la obediencia a través del pánico o del terror a la desconocido. "Ya vete a dormir o si no vendrá el hombre del costal" o "cómete tu sopa o vendrá el hombre del saco y te llevará", son frases que solemos escuchar aún en muchas madres.

La historia del hombre del saco es muy antigua, en realidad se trata de un cuento para asustar y obligar a los niños a obedecer a sus mayores, y se pueden rastrear historias muy similares desde tiempos inmemoriales sólo con diversas variaciones del personaje según la cultura y la ubicación geográfica.

Es fácil considerar que la creencia en un monstruo que habitara en un acantilado o dentro de un pozo podría servir para alejar a los jóvenes y evitar que cayeran ahí por accidente; pero a veces la materia prima de la que se abastecen los pueblos para dar forma a sus asustadores puede procede de algún suceso real que consternó profundamente a la comunidad.

Tal parece haber sido el caso de la historia del hombre del saco, figura presente en varios países de habla hispana. La leyenda dice que se trata de un individuo de edad avanzada que por las noches ronda entre las calles en busca de niños perdidos. Cuando se encuentra con uno, lo atrapa en un costal que carga al hombro; aquel que es capturado jamás vuelve a ser visto. Tal personaje es usado para que los niños eviten estar fuera de sus casas a altas horas de la noche; sin embargo, en la España de fines del siglo XIX y principios del XX estuvo lejos de ser una simple mentira para reprimir infantes.

En aquella época se extendió la creencia de que la sangre y la grasa de los niños curaba enfermedades como la tuberculosis. Varios fueron los casos que se registraron de criaturas a las que se secuestró con este fin, y cuyos fluidos eran vendidos a elevados precios. El más conocido fue el caso de Francisco Leona, autor del llamado "Crimen de Gador", quien capturó a un niño de 7 años para extraerle la sangre.

lunes, 17 de junio de 2013

QUE VIENE EL COCO Y TE COMERÁ

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¿Cuántas veces no hemos escuchado la frase "que viene el coco y te comerá"? Son las 8:30pm, hora de ir a dormir. El niño se pone la pijama, se lava los dientes y se despide con beso de papá y mamá. Al apagarse la luz, las sombras invaden el cuarto. Protegiéndose entre las cobijas, siente como poco a poco lo recorre la sensación de que 'algo' o 'alguien' se oculta en la oscuridad, dentro del clóset o quizá debajo de la cama. Y es que ese estribillo, apenas tenue, está nuevamente en su cabeza:


QUE VIENE EL COCO Y TE COMERÁ


"Duérmete, niño, duérmete ya /que viene el coco y te comerá".

Por generaciones, una larga lista de seres ha infundido temor en el corazón de los niños. Diablos, brujas, espectros y duendes merodean por las casas cuando las luces se apagan. Son los llamados 'asustadores', criaturas que en el folclor popular se alimentan del miedo que provocan sobre sus víctimas, por lo general infantes.

Si bien es extenso el número de 'terrores' que acosan a los pequeños, uno en particular sobresale del resto. Es el llamado 'Coco', también conocido como 'Cuco' en países como Chile y Argentina, equivalente del 'Bogeyman' para la cultura anglosajona, una entidad que se esconde entre las sombras y cuyo verdadero aspecto nadie conoce.

Es esa ambigüedad la que le ha permitido al Coco entrar en las pesadillas de millones de niños en el mundo. Como dijera el folclorista Manuel Martín Sánchez en su libro "Seres míticos y personajes fantásticos españoles" (2002), el Coco "representa el terror indefinible, el miedo ancestral a lo desconocido".

En otras palabras: el temor que todos llevamos dentro.

De aquí que autores como Miguel de Unamuno (1864-1936), Federico García Lorca (1898-1936) o el pintor español Francisco de Goya (1746-1828) hayan visualizado al Coco como una especie de 'general' dentro de la legión de 'asustadores'.

La historia del Coco surgió entre los navegantes portugueses, quienes al conocer por primera vez el fruto del Cocotero (Cocos nucifera) sus tres agujeros les recordaron al monstruo de las narraciones que asustaba a los niños, por lo que decidieron bautizarlo como Coco.

El primer contacto que la mayoría tiene con el Coco -al menos en el caso de los hispanoparlantes- proviene de una aparentemente inocente canción de cuna en la que las madres advierten a los chiquillos que si no se duermen serán raptados (o devorados) por el Coco.

Dicha rima ("Duérmete, niño, duérmete ya /que viene el coco y te comerá"), así como el mismo Coco, fueron traídos por los conquistadores españoles al Nuevo Mundo, donde se les asimiló con éxito dentro del folclore nativo.

Ya desde el siglo XV se pueden encontrar referencias escritas sobre el Coco. Un ejemplo lo vemos en la novela anónima Lazarillo de Tormes (cuyas primeras ediciones datan de aproximadamente 1554), donde se narra que el hermanastro de Lázaro, el protagonista, confunde con el Coco a su papá debido a que es de raza negra.

Pero su presencia en las mentes infantiles es mucho más antigua. Tanto que su antecedente podría hallarse en la figura del dios romano de la guerra, Marte. Esta explicación la da el filólogo de la Universidad de Valencia, España, Xaverio Ballester, en su artículo "Vendrá el Coco y te comerá" (2007).

El autor rastrea el origen de la palabra 'coco' y refiere que podría provenir de la raíz céltica kok (cocos), cuyo significado es 'rojo'. Esta es usada también en Codicius, nombre de la deidad britana equivalente al Marte romano.

No resulta entonces inverosímil suponer que en la Antigüedad se utilizaran el término 'el coco' (es decir, 'el rojo') como sinónimo de a cruel y sanguinaria deidad. Así, dice Ballester, su efigie, que entonces pudo ser usada para asustar niños, con el tiempo se transformaría en nuestro 'Coco'.

El Coco en su versión aglosajona se llama "Bogeyman" o "Boogeyman". Este ser sin apariencia específica se esconde en los armarios, los áticos y aquellos lugares solitarios donde se guardan cosas viejas. Su personalidad no es del todo maligna, más bien podría definirse como traviesa, pues gusta de acechar a los durmientes para luego echárseles encima y asustarlos.

También puede quitarles las cobijas, en especial cuando se trata de niños mentirosos que no obedecen a sus padres. Algunos de estos seres no entran en las habitaciones; se conforma con arañar las ventanas desde el exterior durante la noche.

Aunque se desconoce a cabalidad cual es el origen de la palabra "boo/bogeyman", se cree que podría ser una derivación del término del inglés medio (el que se hablaba entre el siglo XII y XV) bogge o bugge, utilizado para referirse a los fantasmas.

De ahí la advertencia que hacen a todos los niños: "Duérmete, niño, duérmete ya /que viene el coco y te comerá"... o devorará, o te quitará las cobijas, o arañará tus ventanas... en definitiva a asustar a los niños que no se quieran dormir... Creo que es una mala manera de cultivar seguridad en un niño.